viernes, 20 de mayo de 2011

15-M: THE SPANISH REVOLUTION

La verdad es que si hace solo una semanas nos hubieran dicho que en España iba a haber una revolución social como la que estamos protagonizando bajo las siglas 15-M no nos lo hubiésemos creído. De nuevo la tecnología ha dado la mano al hombre para, juntos, poder de nuevo soñar con la utopía y pensar que un mundo diferente y más humano es posible.

Lo que empezó siendo la idea de unos pocos, gracias a su fuerza y a la posibilidadad de ser difundida a través de las redes sociales, se ha convertido en un sueño para muchos ciudadanos y en una pesadilla para la mayoría de nuestros políticos. Los demás países, bajo la atenta mirada de sus representantes, miran con estupor y miedo este "virus" que surgió primero en Africa y ahora ha saltado al mundo "civilizado". Lo que parecía que no nos afectaba resulta que si, aunque de otra forma. Pero en el fondo si lo pensamos es lo mismo; la manifestación de la indignación del ser humano ante el abuso que se produce desde el poder. 

Y esta idea no es nueva, nos ha venido acompañando a lo largo de la historia. A. Camus explica muy bien este fenómeno en su magnífico libro El hombre rebelde. Pero ¿quien es el hombre rebelde? Un hombre que dice no. Pero si niega, no renuncia; es también un hombre que dice sí, desde su primer movimiento. Al decir no, manifiesta al mismo tiempo la existencia de una frontera, hasta aquí, y la certeza confusa de un derecho justo. Es aquel que invoca un valor: todo o nada; que actúa, ya no en nombre propio, sino en nombre de un valor subjetivo que siente común a todos los hombres. 

Y ¿qué es la rebeldía? Camus afirma que es un sentimiento, una vivencia, una actitud connatural al hombre y al mismo tiempo racional; un valor creado por el hombre mismo. La expresión del malestar y la disconformidad que el hombre siente hacia la realidad; la base de un impulso que ha llevado al ser humano, a través de diferentes mecanismos y en diferentes momentos de la historia, a transformar esa realidad.

Creo que sin saberlo estamos asistiendo a uno de esos momentos de la historia que, como en Africa, quizás también en España y en el resto de Europa marcarán un antes y un después. Ojala sigan creciendo y organizándose con inteligencia; insistiendo y persistiendo en su mensaje para poder conseguir, con ese leve aleteo de mariposa, que los vientos huracanados del cambio social nos traiga algo de cordura.




miércoles, 18 de mayo de 2011

PENSAMIENTO DESCONGELADO

 No apruebo la norma según la cual, si el uso de la razón pura ha demostrado algo, no hay que dudar de sus resultados, como si se tratara de un sólido axioma (I. Kant). Partiendo de estas ideas Hannah Arendt en su obra El pensar y las reflexiones morales, afirmó que el pensar es como la labor de Penélope, que cada mañana destejía lo que había hecho la noche anterior. Y ya Platón afirmó que el pensamiento es como los vientos, que en sí mismos no se ven, aunque manifiestos están para nosotros los efectos que producen y los sentimos cuando llegan.

Ese mismo viento, dice Arendt, cuando se levanta, se lleva consigo sus propias manifestaciones previas. En su propia naturaleza se halla el deshacer, descongelar lo que el lenguaje, el medio del pensamiento, ha congelado en el pensamiento: palabras (conceptos, frases, doctrinas) cuya debilidad e inflexibilidad denunciaba ya Platón en la Carta Séptima

Todos estos conceptos que hemos comentado en la clase de ética me han llevado a una reflexión; quizás la red sea ahora la manera de descongelar el pensamiento, derritiéndolo y diluyéndolo en ceros y unos, haciéndolo flexible y maleable, ligero como el viento, transportándolo a través de la nube para poder ser pensado y transformado de nuevo.

lunes, 16 de mayo de 2011

FRAGILES

Esa es la sensación que uno tiene cuando descubre que aquello que parecía que no nos podía pasar a nosotros nos sucede y escuchas en las noticias o lees a través del periódico digital que en Lorca ha habido un terremoto que ha costado la vida a ocho personas. Somos frágiles y nuestra vida se soporta sobre pequeños hilos que la van tejiendo pero que en cualquier momento puden romperse haciendo que todo se desmorone. Desgraciadamente metemos todo en el mismo saco, el de lo impactante, lo catastrófico, hasta el punto de no saber si los terremotos (que son algo que forma parte de la constitución de nuestro planeta) son culpa del calentamiento glogal, de la crisis o de Zapatero.

Desgraciadamente, lo que hoy vende es la crisis y el discurso apocalíptico. Cierto es que debemos ser concientes de la cruda realidad pero el bombardeo de noticias, de malas noticias, a veces es tan grande que casi preferimos apagarlo todo y taparnos lo oidos. 

Hablábamos hoy en clase del enorme cambio que se tiene que producir en los próximos años a todos los niveles, principalmente a nivel social y cultural. De como la cultura digital se introduce como una cuña, como la proa de un barco, imparable, entre la cultura oral y la escrita, para cambiarlo todo y derivar hacia algo nuevo y distinto que podemos intuir o imaginar pero nunca predecir con exactitud.
A veces me parece fascinante y otras me da una pereza infinita y muchas ganas de perderme en el bosque y sentarme a escuchar los sonidos sin pensar en otras realidades más que aquella en la que mi cuerpo vive. Pero esto es ya imposible porque nuestra mente, nuestro cerebro, habita ya en otro mundo, aunque de momento solo esté ocupado por unos pocos. 

Solo un puñado de griegos cambiaron el rumbo del pensamiento occidental y solo unos pocos espartanos consiguieron salvar a toda una civilización. Ahora solo unos pocos hemos accedido a ese mundo digital que lo esta transformando todo gracias, como siempre, al desarrollo de nuestro cerebro y, con ello, a la creación de nuevas tecnologías que nos hacen ir avanzando sin parar. Os paso un post de un programa de radio en el que se hace una entrevista muy interesante al profesor Francisco Mora, catedrático de Fisiología Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid sobre este tema y que nos da a entender que, por encima de todo, no somos ni espíritu ni carne, sino cerebro, conexiones nerviosas que se encienden y se apagan y que nos recuerdan mucho al funcionamiento de ese otro mundo al otro lado de la pantalla en el que los unos y los ceros  y sus diferentes interconexiones son los verdaderos protagonistas .



domingo, 1 de mayo de 2011

LA "CIVILIZACION TECNOLOGICA"

Volvemos de las vacaciones dispuestos a continuar formándonos una idea de lo que supone la existencia del mundo digital en nuestras vidas. Yo decidí aprovecharlas para ver si era posible combinar esas nuevas tecnologías con un viaje a un país como Marruecos y la experiencia ha sido muy positiva. Decíamos el jueves en clase del profesor De las Heras que mirar es resistirse a la fugacidad del tiempo, hacer que el mundo sea más consistente. Por eso decidí utilizar este nuevo soporte (al menos para mi), con el fin de vencer esas dimensiones, espacio y tiempo.

El resultado ha sido sorprendente, sobre todo cuando uno comprueba que ha tenido visitas de argentinos, estadounidenses y australianos. Gracias a la red he podido, por unos días, contar una experiencia personal y, de algún modo, abrir un país al mundo. En el blog se reflejan perfectamente las vivencias de una serie de personas desconocidas entre sí y unidas por un viaje, y que podrán mantenerse en conexión gracias a la red.

Pero el viaje y su reflejo digital también me han llevado a otra reflexión: la tecnología nos está haciendo perder dotes innatas o transmitidas de generación en generación. Mientras nosotros navegábamos por las dunas en nuestros coches preparados con GPS, los pastores se movían por ellas con sus rebaños de cabras o de camellos con soltura, a pesar de tener muy pocas referencias. El sol, las estrellas, la forma de las dunas, son suficientes para encontrar un oasis donde dar de beber a sus animales y un error de navegación podría conducirlos a todos a la muerte. Cuanto más facilidades nos ofrece la tecnología, menos desarrollamos nuestra propia inteligencia y nuestros instintos naturales.

¿Qué sucedería en un escenario en el que la falta de energías fósiles produjese un colapso de la "civilización tecnológica"? ¿Quién sobreviviría? ¿Nosotros o ellos?