Volvemos de las vacaciones dispuestos a continuar formándonos una idea de lo que supone la existencia del mundo digital en nuestras vidas. Yo decidí aprovecharlas para ver si era posible combinar esas nuevas tecnologías con un viaje a un país como Marruecos y la experiencia ha sido muy positiva. Decíamos el jueves en clase del profesor De las Heras que mirar es resistirse a la fugacidad del tiempo, hacer que el mundo sea más consistente. Por eso decidí utilizar este nuevo soporte (al menos para mi), con el fin de vencer esas dimensiones, espacio y tiempo.
El resultado ha sido sorprendente, sobre todo cuando uno comprueba que ha tenido visitas de argentinos, estadounidenses y australianos. Gracias a la red he podido, por unos días, contar una experiencia personal y, de algún modo, abrir un país al mundo. En el blog se reflejan perfectamente las vivencias de una serie de personas desconocidas entre sí y unidas por un viaje, y que podrán mantenerse en conexión gracias a la red.
El resultado ha sido sorprendente, sobre todo cuando uno comprueba que ha tenido visitas de argentinos, estadounidenses y australianos. Gracias a la red he podido, por unos días, contar una experiencia personal y, de algún modo, abrir un país al mundo. En el blog se reflejan perfectamente las vivencias de una serie de personas desconocidas entre sí y unidas por un viaje, y que podrán mantenerse en conexión gracias a la red.
Pero el viaje y su reflejo digital también me han llevado a otra reflexión: la tecnología nos está haciendo perder dotes innatas o transmitidas de generación en generación. Mientras nosotros navegábamos por las dunas en nuestros coches preparados con GPS, los pastores se movían por ellas con sus rebaños de cabras o de camellos con soltura, a pesar de tener muy pocas referencias. El sol, las estrellas, la forma de las dunas, son suficientes para encontrar un oasis donde dar de beber a sus animales y un error de navegación podría conducirlos a todos a la muerte. Cuanto más facilidades nos ofrece la tecnología, menos desarrollamos nuestra propia inteligencia y nuestros instintos naturales.
¿Qué sucedería en un escenario en el que la falta de energías fósiles produjese un colapso de la "civilización tecnológica"? ¿Quién sobreviviría? ¿Nosotros o ellos?
Una de nuestras preocupaciones actuales es saber emplear la tecnología que lo impregna todo, para no convertirnos en usuarios ignorantes o, más concretamente, en analfabetos digitales. Sin embargo, acabas de comprobar la importancia de nuestras habilidades pretecnológicas o las que responden a otro tipo de conocimiento sobre las capacidades humanas y su relación con el medio ambiente. Por ello me interesa una experiencia de reversibilidad de la tecnología y no de sometimiento a ella. La mediación tecnológica puede ir difuminando el sentido de su utilidad y convertirse en un saber alienante, lo que nos llevaría a emplear "cajas negras" complicadas e incomprensibles en lugar de herramientas útiles, de cuya funcionalidad debemos ser plenamente conscientes, porque debemos reconocer los artefactos como ampliaciones de nuestra naturaleza humana. Cuando perdemos el sentido de la tecnología que empleamos, cuando dejamos de entender a qué inquietudes responde y no sabemos advertir aquéllo que está sustituyendo de nosotros mismos, aparecemos como auténticos palurdos a lomos de máquinas automáticas, que se muestran cada vez más independientes de nuestros propósitos. Así es como dejamos de saber qué demonios estamos haciendo con los cacharros que llevamos a todos lados. Es posible que en semejante estado de aturdimiento venga un pastor con sus cabras a decirnos cómo encontrar el Norte. Él por lo menos sabe lo que quiere y cómo procurárselo.
ResponderEliminarLa cuestión que planteas nos aleja de la confianza ciega que ya tenemos en la tecnología, hace que despertemos un poco del sueño futurista que vivimos. Aun así, el conocimiento de los recursos creados por el hombre nos situa con cierta superioridad sobre la naturaleza, aunque la idea romántica sea muy sugerente y nos lleve a temer que lo que hoy nos hace fuertes mañana pueda tornarnos frágiles, lo que somos en el fondo.
ResponderEliminarLa tecnología es un recurso peligroso en estos casos, pero seguro que si no fuera por ella no nos aventuraríamos de la misma forma. Ahora uno se arriesga del todo porque tiene a mano un elemento digital que lo guia y lo lleva por rincones nuevos. Esto nos ayuda a mirar y a sorprendernos, pero aún así hay que tener cuidado porque la naturaleza, por mucho que no queramos creerlo, es superior al hombre en muchos casos y la tecnología no es invencible ni un superhéroe que pueda rescatarnos en todo momento.
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